martes, 14 de septiembre de 2010

Toboganes :)

Imagina que tienes seis años. Hoy habéis hecho muñecos de plastilina en el colegio y dibujado con acuarelas, tú llevas un berrinche considerable porque al parecer el dibujo no te quedó todo lo real que te habría gustado y hasta la profesora ha tenido que hacer terribles esfuerzos para poder maquillar la risa mientras tú intentabas dibujarle bien la cola al perro. Nadie duda que el dibujo esté hecho con todas las ganas pero eso no tiene que significar que te salga bien, entiéndelo y deja de moquear. En el recreo has corrido jugando con el balón y has peleado con los chicos hasta acabar dándole a alguno que otro una buena patada porque las señoritas también saben dar y tú aún no entiendes porque tienes que jugar con muñecas, te divierte mucho más acabar a golpes con algún niño feo y asqueroso. La comida ha sido horrible, menos mal que mamá seguro que trae algo de merendar.
La sirena suena y recoges todo lo rápido que puedes y sales con la chaqueta metida solo por una manga. Vas corriendo hacia tu madre y ella se pelea con tu chaqueta para ponértela. Tú como siempre no tienes mucho interés en poner de tu parte ya que te parece más divertido ver como se pelea con tus brazos. Y comienza el viaje en coche. Tras cruzar un par de esquinas una valla de colores se asoma a lo lejos. Mientras os acercáis puedes empezar a ver columpios de todas clases. Toboganes enormes y llenos de curvas imposibles, columpios muy altos de color verde esmeralda que brillan a la luz del sol, fuentes enormes de agua fría. Al otro lado se ven columpios todavía más llamativos: rojos, azules y algunos lilas que llaman mucho la atención.
Bajáis del coche y tu madre se sienta en un banco mientras ve como juegas con los demás niños por todo el parque. Mamá se acerca mientras caes por el tobogán a una velocidad de vértigo y te recuerda que es la hora de irse. Sollozas y ves como a tus espaldas el parque se queda atrás, lleno de otros niños que acaban de llegar.

No existen finales sin principios. Lo extraordinario no es morir sino nacer para ganarle a todo esto un montón de años para hacer lo que te dé la gana, poder sentir y palpar lo que te rodea. Lo único que me da miedo de la muerte es darme cuenta cuando llegue que no me he tirado por todos los toboganes que he encontrado antes.

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