Siempre intenté que te vieses de la manera que yo te veo. Sin mentiras, ni máscaras. Sé que solo quieres que el dolor no exista pero... yo no puedo hacer que desaparezca así como así. Yo creía en tí. En esto que sentimos llamado amor. A ciegas. Pero la realidad desempaña los cristales de mi ventana. Es ahí cuando quiero irme lejos, sola o contigo, solo irme. Nadie en esta vida puede decir, sin que suene a mentira, que he intentado con todas las fuerzas que tengo subir hacia arriba. Y tú decías que te derrumbabas, que todo el mundo lo veía. A mí nadie me veía, yo era siempre la cara escondida. Y hoy, lo que más deseo es iluminar esta oscuridad... no sé, hace tanto frío aquí abajo. Me encantaría empezar de nuevo, a ese primer hola.
Tu me necesitas, no me quieres. Y aún así... me mantienes porque crees que el dolor no te perseguirá si estoy cerca tuya. Supongo que piensas que valgo la pena, o quizás no tanto. Porque nadie te ha repetido tantas veces como yo esos "te quiero", o nadie te a dicho cada día de tu vida que eres realmente precioso, como yo lo he hecho. Pero... no te engañes más. No sabes quién eres. No sabes cómo eres. Eso hace daño.
Pero sigo creyendo que tienes algo. Sigo creyendo en ti.
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