Casi puedo olerte... casi puedo acariciar tu mano. Casi te tengo de nuevo. Casi...
Te me escapas. Apareces en mis sueños y luego... te escabulles lo más rápido que puedes. ¿No puedes formar parte de mi realidad? Claro que no puedes. Y no puedes porque no quieres. Quizás te guste ese mundo de fantasía en el cual nos sumergimos tantas y tantas noches de ausencia. A veces se siente tan bien... pero cansa. Cansa que tu piel sea un reflejo, que tus ojos no me pertenezcan y que tus labios solo me busquen cuando lo deseo. No. Las cosas no deberían de ser así. Tú deberías tener esa iniciativa. No yo. Yo ya estoy haciendo mucho por nosotros. Y... en este día tan especial tan solo me queda decirte que te echo de menos muchísimo. Y que, sé que habríamos pasado un día increíble juntos... pero no puede ser así. Así que para mí, será un día más. Otro miserable día en el que no te veré. Otro día sintiéndome desgraciada y culpable por ésta situación. El único consuelo que me queda es que... por muy pesado que sea el día y tanta tristeza que pueda llegar a acumular... el día será como cualquier otro. De 24 horas. Y después todo habrá cambiado. Todo será diferente. Seremos tú y yo. Solos tú y yo. Los verdaderos. Nada de fantasía ni de imaginación. Tan solo realidad...
Ya tengo ganas...
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