A veces pienso en ti. A veces no,
muchas. No dejas de invadirme... como un tumor maligno. Y en el fondo no me arrepiento. No me da pena. Porque todas esas historias con
infinitos finales y toda esa fantasía me aportan algo de
felicidad cada día. Eres esa cara escondida, esa sonrisa truncada... que me gusta transformar en mi pequeña ilusión.
Cuanto más te tengo, más te echo de menos.
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