Me despierto, abro los ojos... y aún sigo cegada. Quizás aún no es de día... o quizás el día se apaga. Quizás la noche me atrapa y echo de menos tus abrazos y la seguridad que me daban.
Y aunque nuestros corazones latan como uno solo... mi mitad está separada. Tengo miedo. No te vayas.
Quiero despertarme y sentir tu mano sobre mi espalda, cogiendo mis caderas y acariciando mi cara.
No te vayas o mi cama se sentirá incompleta.
y siempre será necesario que nos calmen ese miedo, cada mañana. Preferible antes que la rutina, que lo sepulta todo
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